Por Luis Toledo Sande
Todos los días, y en especial cada 19 de mayo, son propicios para recordar la exclamación desgarrada, “¡oh Maestro, qué has hecho!”, por la cual —usemos una expresión coloquial llevada a la poesía por Fayad Jamís, acaso el mayor poeta en su generación literaria cubana— “tanto palo” se le ha dado a Rubén Darío, heraldo pionero de las grandezas luminosas de aquel a quien llamó “¡Maestro!”, el que, en un abrazo, le reciprocó el reconocimiento llamándolo “¡Hijo!”. La adolorida estupefacción del autor de Azul… remite al tamaño de la tragedia que en aquella fecha de 1895 ocurrió en Dos Ríos: Cuba perdió su mayor amparo, de gran significación también para el continente y para el mundo, para la humanidad. (más…)