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Posts Tagged ‘Carpentier’

Con gusto publiqué el 29 de diciembre el premio Alejo Carpentier obtenido por Ernesto Peña. Ahora les propongo una entrevista que le hicieron los estudiantes de Periodismo de Villa Clara: José Ernesto Nováez Guerrero y Jenny Pérez:

Ernesto Peña

Foto: Carolina Vilches Monzón

El escritor villaclareño Ernesto Peña obtuvo recientemente el prestigioso Premio Alejo Carpentier 2010, en novela, otorgado  por la Fundación que lleva el nombre del ilustre intelectual cubano y la editorial Letras Cubanas, con su obra “Una biblia perdida”.
Peña es uno de los más destacados jóvenes literatos de la provincia, quien reafirma su talento con este notorio galardón.
—Háblame de “Una biblia perdida”
—Es una novela histórica cuya trama se desarrolla en la Cuba de los años 1763 a 1812. Narra, fundamentalmente, la vida de José Antonio Aponte, uno de los mártires de nuestras luchas de emancipación, organizador de la organizador de la conspiración que lleva su apellido. Siempre hubo varios aspectos sobre esta figura que me llamaron la atención. Era un negro libre, nacido de negros libres.
«Pertenecía a la milicia de morenos de La Habana, con el grado de cabo primero. Tenía un libro de pinturas, al que hago referencia en la novela, que era una especie de biblia, cuyas obras se relacionaban unas con otras, como los vía crucis de las iglesias. En los interrogatorios que le hacen a Aponte cuando lo capturan, se ve obligado a describir el libro y reconoce que su mayor influencia desde el punto de vista ideológico proviene de lo africano, específicamente del imperio etíope. Parte de la relación bíblica de Salomón con la Reina de Saba y su descendiente, Menelik I, la dinastía salomónica de los etíopes. Traté también de rescatar un poco esa historia que no aparece en la biblia tradicional.»
—¿Cómo surge la idea del libro?
—De manera casual. Siempre me han gustado mucho las novelas de espionaje. Busqué en la historia de Cuba algo semejante a lo que uno encuentra en las novelas de John Le Carré, por ejemplo. Me topé con esta conspiración que siempre me pareció un período poco estudiado o, al menos, poco referido en la literatura.
«En el libro La conspiración de Aponte, de José Luciano Franco, conozco los personajes fundamentales involucrados en esta y percibo su verdadero alcance. Como mi interés era recrear las relaciones interpersonales basadas en la simulación, en el encubrimiento, esta conspiración vino muy a propósito para ese objetivo. Este tipo de relaciones genera un dramatismo muy interesante para cualquier novela, además de todas las cosas que le dan cierta textura novedosa, como la influencia etíope.»
—Para la realización de esta novela debiste emprender un gran trabajo investigativo, ¿cuánto tiempo te llevó la elaboración del texto?
—La escribí en un año aproximadamente. La investigación sí llevó más tiempo. Tuve la suerte de que el escritor de nuestra provincia, Yamil Díaz, me facilitó buena parte de la información, y me ahorró muchas horas de búsqueda. Encontré bastante  bibliografía en internet, sobre todo porque en estos momentos se está digitalizando el Archivo de Indias, en España, lo que me dio acceso a muchos datos importantes, como las cartas de Salvador de Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, Capitán General de la isla en esa época. También consulté el libro Los apellidos ilustres, de María del Carmen Barcia, entre otros. 
—¿Hasta qué punto fue un reto enfrentarte a la figura de José Antonio Aponte?
—Sobre Aponte hay poca información. De los interrogatorios que le fueron realizados se conservan unos pocos; no existe ningún retrato suyo. Su libro de pinturas desapareció, solo poseemos la descripción hecha por él en los interrogatorios. Todo esto convierte en un desafío reconstruir esa figura. De hecho, su infancia, su relación con sus padres, con sus abuelos, todo es ficticio. Incluso, la conspiración, en gran parte, es inventada, por el secreto que rodea a esta serie de actividades.
—¿Qué compromiso representa para ti este premio?
—Nunca he escrito pensando en un premio. Lo hago buscando el placer estético, sobre todo. Busco que ese placer que yo siento al recrear los personajes, al verlos interactuar entre sí, se pueda comunicar a quien me lee. Siempre me ha importado más tener un público lector que un premio. Considero mi mayor compromiso seguir trabajando para las personas que quieran leerme.

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ospina w recibe premio caracas ET ag 3 09William Ospina ha recibido el Premio Rómulo Gallegos con su novela El país de la canela. De él publiqué en VerbiClara su artículo en tres partes Cuba: cincuenta años de una aventura. Su discurso:

Caracas, Agosto 2, 2009
Es para mí un honor y un compromiso llegar a esta tribuna del Premio Rómulo Gallegos, que, como bien lo dijo aquí mismo Fernando Vallejo, es una de las más altas de América.

Entre los muchos hechos que me han traído hasta aquí, quisiera mencionar dos hechos que ocurrieron hace unos veinte años.

Empezaba la conmemoración del quinto centenario del llamado Encuentro de los Mundos, y esa circunstancia me hizo concebir el proyecto de un libro de poemas en el que se oyeran las voces milenarias del continente. Me parecía que en un mundo tan antiguo nosotros no podíamos tener quinientos años; era una desventaja tener apenas quinientos años; y con ese libro de poemas, “El país del viento”, intenté despertar en mí la conciencia de un pasado más hondo y más complejo.

También entonces me pidieron escribir la parte inicial de una “Historia de la poesía colombiana”. Yo intenté brindar allí una muestra de la vasta y dispersa poesía de los pueblos indígenas de Colombia, y después me interné por los meandros de la más ambiciosa de las crónicas de la Conquista, las “Elegías de varones ilustres de Indias”, de Juan de Castellanos.

No sabía yo que aquel poema iba a ocupar veinte años de mi vida. Comprendí que nuestra literatura continental había comenzado no con un cuento sino con un canto, con una crónica en verso casi infinita. Juan de Castellanos, un poeta bastante descuidado por nuestra tradición, calumniado por una crítica doctrinaria, es el fundador de la poesía escrita en español en República Dominicana, Puerto Rico, Jamaica, Trinidad, Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador y el mundo amazónico. Leyendo ese libro convulsivo e iluminado, ese objeto apasionante de observación y de erudición, yo viví mi personal descubrimiento de América.

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Alejo CarpentierGraziella Pogolotti dictará la conferencia inaugural. Relevantes intelectuales que han ejercido el periodismo intervendrán en este diplomado.

La cátedra Juan Gualberto Gómez,  del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y la Fundación Alejo Carpentier, convocan al diplomado Carpentier Periodista, del 2 de abril al 25 junio de 2009.
El curso estará a cargo de  relevantes intelectuales que han ejercido el periodismo de manera eficaz y son además escritores con una importante obra en el campo de la literatura, el arte y la investigación.
Nos honra que la gestora y coordinadora de este diplomado sea  la doctora Graziella Pogolotti, quién dictará la conferencia inaugural: La perspectiva y el punto de vista en el periodismo de Carpentier.

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ERRATA1

Por Luis Toledo Sande

Para mis compañeros de trabajo
en la revista Casa de las Américas,
y Ángel Orlando Ferrer Ramón,
maestro de impresores.

De las criaturas que dan título a estas notas nunca se habrá dicho lo bastante. Vale comenzar apuntando que, así como se distingue entre error y horror, debería distinguirse entre erratas y horratas. Pero pospongamos por ahora el neologismo (¿lo será?): llámeseles como se les llame, por lo general ellas causan horror. De lo que es una errata dan pálida idea los diccionarios, incluido el de la Real Academia Española en su vigésima primera edición (aún no he podido consultar la vigésima segunda): «(Del pl[ural]. lat[ín]. errãta, cosas erradas.) f[emenino]. Equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito.» A esta definición, sin embargo, le corresponde el acierto de no sumarse a la tendencia general de reducir el malhadado reino de las erratas únicamente a los textos impresos.

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premioscg1

A sala llena, entre aplausos y el flash de las cámaras, fueron otorgados esta tarde dos importantes premios para obras literarias inéditas, los más prestigiosos dentro de las letras cubanas contemporáneas.

En la sala Nicolás Guillén de San Carlos de la Cabaña se les hizo entrega del Premio Alejo Carpentier 2008 a los escritores Margarita Mateo, por su novela Desde los blancos manicomios; Gina Picart, en el género cuento, por Oil on canvas, y Alberto Garrandés en el de ensayo, por el título El concierto de las fábulas. Discursos narrativos, historia e imaginación de la narrativa cubana de los años 60; y del Premio Nicolás Guillén a Víctor Fowler por su volumen La obligación de expresar.

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Alejo Carpentier

Quería homenajear en esta página el Día de la Cultura Cubana, que será celebrado el próximo lunes, y no encontraba cómo. Vi en mi archivo una foto de Alejo Carpentier (1904-1980) con un bate en la mano y varios poemas de Nicolás Guillén (1902-1989) dedicados al deporte. Se me ocurrió entonces que una buena manera de estar a tono con el acontecimiento, podía ser recordar algunas ideas de estos dos gigantes de las letras sobre la actividad deportiva.

Traer a este espacio al eminente novelista y al ilustre poeta, es como rendirle tributo a dos campeones, porque si Teófilo Stevenson, Iván Pedroso, Ana Fidelia Quirot, Driulis González y Dayron Robles llegaron a ser reyes en sus disciplinas, Alejo Carpentier y Nicolás Guillén también fueron monarcas, pero en el difícil arte de escribir.

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Estilo
Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas en una página. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse surcos anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas. Tampoco los sustantivos.

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