Benavides, como todos los conocen en el ámbito educacional, mi amigo de tantos años, ha sido entrevistado con relación a sus vivencias durante la Campaña de Alfabetización en Cuba, que en este año cumple 50 años y que logró declarar a nuestro país Territorio Libre de Analfabetismo”.
Incansable en este sector, es imprescindible en la historia de la educación en este territorio central: Las Villas, Cienfuegos, Villa Clara, y de Bayamo.
Leslie Díaz Monserrat, joven periodista del periódico Vanguardia, fue la encargada de entrevistarlo:
LAS MEMORIAS DE BENAVIDES
Todo comenzó en diciembre de 1960, cuando Gregorio Benavides Sánchez llegó a su casa para las vacaciones de fin de año y se encontró una citación del Colegio de Maestros. En aquel entonces dirigía la secundaria básica Orlando Nieta, de Mayajigua, y tuvo que partir con urgencia hacia La Habana, para asistir a una cena con Fidel, junto a otros 10 mil maestros.
Ya se estudiaba la idea de alfabetizar el país, y miles de jóvenes de toda Cuba estaban dispuestos a participar. Benavides recuerda bien aquellos tiempos, a los amigos, los momentos más difíciles y también las alegrías. Dejemos que él cuente la historia.
«El 28 de enero de 1961, en la inauguración de la Ciudad Escolar Abel Santamaría, Fidel nos habla de la Campaña de Alfabetización y se le pone a la brigada el nombre de Conrado Benítez.
«En mayo, salimos hacia Varadero, donde nunca antes había estado. A los 11 días nos tocó partir a cumplir la misión. Escogí la zona de Bayamo, pues siempre tuve la ilusión de conocer el lugar donde se cantó por primera vez el Himno Nacional. Con solo 23 años me pusieron al frente del campamento, un trabajo que me resultó muy duro».
Lo primero que hice…
«Al poco rato de estar en Bayamo, tuve que recoger los nombres y la dirección de todos los brigadistas que estaban en el lugar y pasarles un telegrama a sus familiares. La tarea no fue fácil; los muchachos estaban muy cansados, acostados en el suelo sobre sus hamacas. Con la ayuda de algunos colaboradores y usando máquinas de escribir, estuvimos trabajando toda la noche sin parar».
Las anécdotas…
«Había una brigadista de Pinar del Río que estaba ubicada cerca de Buey Arriba, la cabecera de uno de los barrios de Bayamo. Un día reportaron su desaparición, pero en las investigaciones se conoció que también faltaba un joven residente en el mismo lugar. Todo el mundo pensó que estaban juntos, y con razón. Regresaron a los 3 días de la luna de miel, en un hotel de Manzanillo. Yo tuve que traer a la muchacha de vuelta al albergue donde se quedaba, pero me llamaron esa misma noche para informarme que había dos jóvenes esperando por mí. Uno era el campesino que venía a reclamar a la brigadista para convertirla en su legítima esposa; y el otro, el novio de su tierra natal que vino a visitarla.
«Como podrán imaginar, además de agente investigador, casi tuve que convertirme en «réferi», aunque al final no fue necesario, pues el pinareño comprendió que tenía la batalla perdida y no presentó pelea».
Lo más impresionante…
«La primera vez en la Sierra Maestra. Salimos el jueves 22 de junio de 1961 a las 5:45 a.m., y a medida que nos acercábamos se podía contemplar la majestuosidad del paisaje.
«A 2 km de San Pablo Yao, el río del mismo nombre y el camino marchaban paralelos; una hilera de casas y algunas tiendas en ambas riberas lo hacían parecer una aldea de pescadores. De allí en adelante el viaje se hacía más interesante, pues el jeep continuaba transitando junto al río, pero ahora por una vía cada vez más pedregosa. El panorama resultaba impresionante. Para mí fue un acontecimiento extraordinario, pues era la primera vez que visitaba montañas tan altas». (más…)
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