El poeta, ensayista y periodista hondureño Roberto Sosa, Premio Casa de las Américas 1971, falleció ayer. El poeta remediano Luis Manuel Pérez Boitel le rinde homenaje:
ROBERTO SOSA: VIVO EN UN PAISAJE DONDE EL TIEMPO NO EXISTE
Si, yo vivo aquí, o más bien muero. / Aquí donde la sombra purísima del niño / cae en el polvo de la angosta calle. Nada me haría negar, decirle al mundo, que volviera a descubrir nuevamente bajo el cielo de Tegucigalpa al poeta Roberto Sosa cuando me daba la bienvenida aquella noche de abril, que me abrazaba y dedicaba alguno de sus libros, con cierto sigilo, durante los días en que visité su país. Ganador como yo del premio Casa de las Américas, me había confiado su amistad y cariño bajo una hermosísima dedicatoria de su Antología personal, que en su cuarta edición publicaba la Editorial Atlántida, la que precisamente inaugura con un extraordinario texto dedicado a la capital del país. Creo que uno de los poemas más hermosos que he podido leer que tiene como leit motiv la ciudad. Y es que las manos del poeta habían ya fraguado la imagen de Los pobres, como titularía al poemario galardonado en 1968 con el importante Premio Adonais.
La ciudad es también una especie de estuario donde el bardo inaugura ciertos puertos, ciertos paisajes que en el poema se ofrecen como si edificara desde ese empeño del “ser” la dimensión del otro, es decir, la ciudad.