Así se expresó Wayne Smith, especialista norteamericano en temas cubanos y veterano diplomático.
Joven funcionario destinado en La Habana, vio la Revolución y la entrada de Fidel en la capital en 1959. Fue asesor de Kennedy y enviado de Carter, y hoy explica los límites de la apertura y la “falta de realismo” de Obama.
Por María Laura Carpineta
Conoce Cuba y a los cubanos como pocos estadounidenses. Estuvo allí durante la Revolución de 1959, vio la entrada triunfal de Fidel Castro en La Habana el 1º de enero y tuvo que hacer sus valijas y dejar la isla en 1961, cuando Washington rompió relaciones con el gobierno cubano. Por entonces Wayne Smith era un joven diplomático que empezaba a aprender el oficio de las relaciones internacionales. Después de 50 años de pensar y repensar el conflicto, la opinión del ex diplomático de 76 años se convirtió en una consulta obligada para los que debaten en Washington qué hacer con el último resquicio de la Guerra Fría en el hemisferio.
“Es importante conocer y entender al gobierno o la persona con la que uno negocia”, señaló esta semana a Página/12 desde su oficina en el Center for International Policy en Washington. Aunque celebró el levantamiento de las sanciones anunciado hace una semana, advirtió que Barack Obama está errando la estrategia al pedir que el gobierno cubano responda con un gesto contundente, como liberar disidentes. “Las sanciones en esta historia son de Estados Unidos contra Cuba, no al revés. Si conozco un poco a los cubanos, sé que no aceptarán condiciones por tan poco; nunca lo hicieron por nadie y menos lo harán por Washington”, dijo al teléfono.
Smith trabajó con John F. Kennedy como uno de sus asesores para la región y más tarde Jimmy Carter lo nombró número uno de la nueva Oficina de Asuntos Estadounidenses en La Habana. Desde entonces está convencido de que Estados Unidos debe buscar una forma de restablecer relaciones con la isla. Tan convencido estaba que renunció al Departamento de Estado norteamericano en 1982 porque no estaba de acuerdo con la política exterior del republicano Ronald Reagan.
—El vocero de Obama repitió ayer que están esperando un gesto de Cuba.
—Es absurdo poner la pelota del lado cubano. Lo que hizo Estados Unidos esta semana es muy poco. Obama quizá no conservó la hostilidad de su antecesor, pero el discurso sigue teniendo un tono duro. El gobierno estadounidense ni siquiera expresó un interés en iniciar un diálogo con Cuba y ahora espera un gesto de Cuba. Cuba no puso restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses ni bloqueó el comercio con los Estados Unidos. Las sanciones en esta historia son de Estados Unidos contra Cuba, no al revés. Si conozco un poco a los cubanos, sé que no aceptarán condiciones por tan poco; nunca lo hicieron por nadie y menos lo harán por Washington.