Hoy, 10 de junio, a las 8:30 en el cine Chaplin, en La Habana, la actriz cubana Eslinda Nuñez (Santa Clara) recibirá el Premio Nacional de Cine 2011. Entre los filmes en que ha actuado están: El otro Cristóbal, Lucía, Memorias del subdesarrollo, La primera carga al machete, Amada. En teatro: La casa de Bernarda Alba, Los días de la guerra y Santa Camila de la Habana Vieja.
También hoy, pero a las 7:30 en el Centro Cultural ICAIC, será la apertura de una exposición de los personajes que protagonizó Eslinda Núñez durante su vida en la cinematografía.
Mi colega Osvaldo Rojas Garay nos presenta una entrevista con esta actriz del séptimo arte.
NO DUDES QUE UN DÍA REGRESE A SANTA CLARA

Cuando Eslinda Núñez Pérez llegó a La Habana y se enroló en Teatro Estudio, hubo quienes le pronosticaron una carrera de comediante.
Pero un buen día del año 1963, se le presentó la oportunidad de trabajar en el filme El otro Cristóbal, del director francés Armand Gatti. Así comenzó una extensa carrera cinematográfica que convirtió a esta santaclareña —junto a la cienfueguera Daisy Granados— en uno de los rostros femeninos emblemáticos del cine cubano en el período revolucionario.
Para una mujer que intervino en los clásicos de nuestra pantalla grande, Memorias del subdesarrollo y Lucía, el Premio Nacional de Cine 2011, que le fuera entregado en el cine Chaplin, es un reconocimiento que se veía venir. Particularmente, no me sorprendió.
—Para una actriz tan laureada a lo largo de su carrera, ¿qué de especial puede significar este premio?
—Realmente este premio hace a una pensar en qué ha hecho durante toda la vida. Es un momento de reflexión, meditación y felicidad.
«He visto cómo un trabajo de casi 50 años ha sido recompensado. Estuve entre las finalistas en muchas ocasiones, y al fin me tocó. Lo que más me ha halagado es la repercusión en la gente, una repercusión tan linda, ante la cual una se da cuenta de que tuvo un valor todo el sacrificio y la lucha por realizar mejor mi trabajo.»
—¿Cómo se enteró del galardón?
—Me llamaron a la dirección del ICAIC. Fue un momento muy emotivo, y entonces empecé a disfrutar, a pesar de la gripe que sufría por esos días.
—¿Quiénes le vinieron a la mente en ese momento de alegría?
—Tengo que agradecer a muchos, pero siempre pienso en Humberto Solás, una persona que me apoyó en toda mi carrera. Me estimulaba a presentarme en los castings, incluso, prácticamente me obligó a que fuera al del filme El jinete sin cabeza.

en el Festival de Cine de Moscú 1969.
«También le estoy agradecida a Saúl Yelín, un hombre muy culto que cuando yo estaba recién llegada de Santa Clara me ayudó en los momentos difíciles.»
—Hablando de Humberto Solás, y a casi 43 años del estreno, ¿qué le ha aportado Lucía a la cinematografía cubana?
—Le dio una luz larga. Lucía fue algo realmente descollante, muy especial, porque explica, a través de tres mujeres, una serie de verdades propias del mundo femenino. Es una película que mantiene su juventud.
—Después de este filme, le ofrecieron varios proyectos con personajes de niñas románticas, tiernas. ¿Cómo logró escapar de esa etiqueta?