
Foto: Marisol Ruiz Soto
Por Reinaldo Cedeño
Leí cada palabra. Me fui hasta la punta del mapa. Carilda Oliver Labra estaba invitada al Encuentro Iberoamericano sobre Dulce María Loynaz. Bajé la Calle Real con el pecho apretado. Hice mi atalaya del vestíbulo del hotel Pinar del Río…
Alguien me dijo aquellos versos, debió ser una tarde: «Todo te debo, Matanzas: / la Biblioteca, el Estero, / tener alma y no dinero…/ Te debo las esperanzas». Y se prendieron a mí, me persiguieron, me cabalgaron hasta la ciudad de White y Byrne. La procuré tantas veces y tantas veces me fue esquiva. Carilda me llevó a tomar el tren eléctrico de Hershey. Me llevó hasta los puentes y leyendas de la Atenas de Cuba, me llevó hasta Calzada de Tirry 81; pero ni modo, sobrevino un accidente. Esa vez no sería. (más…)