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Posts Tagged ‘muerte’

La jungla. Wifredo Lam

“Solo la Poesía podrá vencer a la Muerte”
Alguna vez… creo…
anduve por la Plaza Roja de Moscú…
estuve frente a la tumba de Lenin…
rodeando su cuerpo herido
vi las cúpulas del Kremlin.

León Tolstoi se paseaba por el Cáucaso…
Lev le decían…
pregonaba la fraternidad humana… en vano parece…
las guerras son el pan de cada día..

Vladimir Mayakovski terminó suicidándose
de tanta pasión revolucionaria… pero el futuro era nuestro…
afuera la Plaza Roja estaba toda vestida de primavera en flor…
el eco de la Revolución de Octubre se escuchaba de nuevo…

En la Plaza Roja divisé a mi bien amada… era un espejismo… fata morgana… un recuerdo solamente… Natalie
ahora ya me voy yo
debo partir…
el mundo sigue girando en su modo trágico…
el poder del dinero todo lo decide…
ahora es hora de partir… perderse tras los pasos de Dostoievski…
todo en él es lucha… y delirio…

¿“La Poesía será un camino hacia la verdad”?
¿“Solo la Poesía podrá vencer a la Muerte”?

Atenas, Grecia, en plena cuarentena, diciembre 2020

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Gráfica de Marcelo Saratella.

Gráfica de Marcelo Saratella.

Marzo 15

En este amanecer del año 44 antes de Cristo, Calpurnia despertó llorando.

Ella había soñado que el marido, acribillado a puñaladas, agonizaba en sus brazos. (más…)

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Gráfica de Marcelo Saratella.

Gráfica de Marcelo Saratella.

Febrero 19

Quizás Horacio Quiroga hubiera contado así su propia muerte:

Hoy me morí.

En el año 1937, supe que tenía un cáncer incurable. (más…)

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Gráfica de Marcelo Saratella.

Gráfica de Marcelo Saratella.

Diciembre
31

En el año 208, Serenus Sammonicus escribió en Roma un libro, Asuntos secretos, donde revelaba sus descubrimientos en el arte de la sanación.

Este médico de dos emperadores, poeta, dueño de la mejor biblioteca de su tiempo, proponía, entre otros remedios, un infalible método para evitar la fiebre terciana y espantar la muerte: había que colgarse al pecho una palabra y protegerse con ella noche y día. (más…)

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José Luis cuevas, Carlos fuentes y Gabriel Figueroa durante la filmación de Las dos Elenas, 1965. Foto: Rodrigo Moya

Texto de Carlos Fuentes (1928-2012), incluido en su libro titulado En esto creo, del que La Jornada ofrece un fragmento, con autorización del sello editorial Alfaguara

Cuando se trata de acompañar a la muerte, ¿cuál es el tiempo válido para la vida? Freud nos advierte que lo que no tiene vida existió con anterioridad a lo vivo. El fin de toda vida es la muerte, una reina todopoderosa que nos precedió y seguirá aquí cuando desaparezcamos. ¿Nos anunció antes de ser? ¿Nos recordará después de haber sido? O más bien, la nada que nos precedió y que nos seguirá, ¿sólo se vuelve consciente en tanto naturaleza, no en tanto nada, gracias a nuestro paso por la vida? La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. (más…)

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A las víctimas anónimas

No tengo bienes, excepto
mi amor por la vida;
es un lugar común, no vale nada.

A la señora muerte dejo
las últimas migajas del festín.

Mi lápida ha de ser
una piedra pulida
de bella sencillez
y en su rostro, labrado este epitafio:

Aquí yace esta piedra
y debajo de ella
uno de tantos.

Estocolmo, abril de 2012

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El 16 de abril se cumplen 50 años de la proclamación por Fidel Castro del carácter socialista de la Revolución Cubana, preludio de la invasión de los mercenarios pagados por los Estados Unidos a Playa Girón que culminó con la primera derrota del imperialismo en América Latina.

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LLEGA LA MUERTE

Cruzó el cielo la metralla;
el monte, el pantano, el río,
temblaron. Y en un bohío
la sangre trazó una raya.

Qué blanco estaba el camino
dormido entre los piñones.
Y de pronto los cañones
alzaron el remolino.

No rompas la madrugada,
dijo la seiba al sinsonte,
y en las entrañas del monte
crujió la gran puñalada.

Yo escuché cuando el hermano
decía al hermano: Prepara
tu sangre de lumbre clara
para encender el pantano.

Alzó un pájaro sus alas,
crujió un nenúfar sellado
y el amanecer dorado
se abrió en un río de balas.

Del monte oscuro a la espuma
sembró su semilla un hombre
y llegaron los sin nombre
y lo hundieron en la bruma.

Qué hermosa el agua dormida
y la blanca flor despierta.
Qué hermosa en la frente muerta
la pura estrella encendida.

(más…)

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