Marcelo Saratella.
Mayo 13
Para que veas los mundos del mundo, cambia tus ojos.
Para que los pájaros escuchen tu canto, cambia tu garganta.
Eso dicen, eso saben, los antiguos sabios nacidos en las fuentes del río Orinoco. (más…)
Posted in Cultura, Los hijos de los días, de Eduardo Galeano, tagged Canto, Eduardo Galeano, garganta, Los hijos de los días, Marcelo Saratella, mundos, ojos, Orinoco, pájaros, sabios on 13 mayo, 2013| Leave a Comment »
Marcelo Saratella.
Mayo 13
Para que veas los mundos del mundo, cambia tus ojos.
Para que los pájaros escuchen tu canto, cambia tu garganta.
Eso dicen, eso saben, los antiguos sabios nacidos en las fuentes del río Orinoco. (más…)
Posted in Personales, Poesía, tagged Cuba, Díaz, francés, Habana, historia, hombres, Ilustres, literatura, México, mexicano, Mirón, ojos, Periodismo, poeta, romanticismo, Rotonda, Salvador, universal, Veracruz, verdes on 1 abril, 2009| 3 Comments »
Este poema me lo regalaron hace mucho tiempo. Como me gusta, aquí lo «cuelgo»:
Ojos que nunca me veis,
por recelo o por decoro,
ojos de esmeralda y oro,
fuerza es que me contempléis;
quiero que me consoléis
hermosos ojos que adoro;
¡estoy triste y os imploro
puesta en tierra la rodilla!
¡Piedad para el que se humilla,
ojos de esmeralda y oro!
Ojos en que reverbera
la estrella crepuscular,
ojos verdes como el mar,
como el mar por la ribera,
ojos de lumbre hechicera
que ignoráis lo que es llorar,
¡glorificad mi penar!
¡No me desoléis así!
¡Tened compasión de mí!
¡Ojos verdes como el mar!
Ojos cuyo amor anhelo
porque alegra cuanto alcanza,
ojos color de esperanza,
con lejanías de cielo:
ojos que a través del velo
radian bienaventuranza,
mi alma a vosotros se lanza
en alas de la embriaguez,
miradme una sola vez,
ojos color de esperanza.
Cese ya vuestro desvío,
ojos que me dais congojas;
ojos con aspecto de hojas
empapadas de rocío.
Húmedo esplendor de río
que por esquivo me enojas.
Luz que la del sol sonrojas
y cuyos toques son besos,
derrámate en mí por esos
ojos con aspecto de hojas.
Posted in Personales, Poesía, Poesía cubana, tagged 25, Adolfo, afable, Alberto, Alejandro, Ballester, Bécquer, cariñoso, Cary, estupendo, febrero, García, Gustavo, hermana, homenaje, ojos, Papa, poema, Poesías, tus on 25 febrero, 2009| 1 Comment »
Este poema lo escribió mi papá. Le encantaba escribir poesías, y por supuesto, gustaba mucho de las de Gustavo Adolfo Bécquer. Hoy la publico en homenaje al día en que nació, 25 de febrero de 1917, hace hoy 92 años. Hace 16 que lo perdimos físicamente, pero vive en nuestros corazones cada día, por cariñoso, afable, estupendo, como diría mi hermana Cary.
Si Dios un día
cegara toda luz
el universo se alumbraría
con esos ojos que tienes tú.
Pero si lleno
de agrios enojos
por tal blasfemia,
tus lindos ojos
Dios te arrancase,
para que el mundo
con las brasas
de tus pupilas
no se alumbrase,
Dios no podría
tender la noche
sobre la nada,
porque aún el mundo
se alumbraría
con el recuerdo
de tu mirada.
Posted in Poesía, Poesía cubana, tagged Acuarela, colores, Con, Cubano, Indio, Jesús, míos, Naborí, ojos, Orta, poeta, Ruiz, tus on 30 octubre, 2008| Leave a Comment »
—Se te han perdido los colores.
¿Cómo puedes vivir sin el azul?
—Yo veo todo azul como los cielos
cuando me besas tú.
—Se te ha perdido el púrpura.
¿Cómo puedes vivir sin los destellos
de tan vivo color?
—Yo veo el rojo de las amapolas
cuando pienso que tú me has dado el corazón.
—Se te ha perdido el verde.
¿Cómo puedes vivir sin ver las esmeraldas?
—Yo veo el verde cuando tú me dices
una palabra de esperanza.
—Se te ha perdido el gualda.
¿Cómo puedes vivir sin ver el oro
de las frutas, la tarde y la mañana?
—Yo veo el amarillo en el recuerdo
de aquel crepúsculo dorado
en que tejimos un dorado sueño.
Posted in Poesía, Poesía cubana, Poesía villaclareña, tagged Acariciaba, agua, Déborah, García, Morales, ojos, viajero on 8 julio, 2008| Leave a Comment »
Acariciaba el agua los ojos del viajero
Qué cálido, muchacha, que estén en ti mis cosas.
Estuve, tú dormías, puse allí mi equipaje.
Hoy separé mis ojos de tu lugar de tablas
húmedas y la arena aquí está todavía.
Tú sales de la cama, muchacha, a medianoche
y te llevas el sueño muelle adentro
enroscado en tu cuerpo, salado ya en las puntas.
Porque pasan la noche tus pies dentro del agua
y se duerme sin puertas
la puerta de tu casa
qué dulce mi equipaje allí contigo
y el olor como a velas
prendido en las camisas que me traes ahora.