Por Carlos Alejandro Rodríguez Martínez
En toda su creación reciente el pintor sagüero Luis Israel González Sosa (1980) ha optado por imaginar las ciudades. En sus cuadros, ahora expuestos en la galería Wifredo Lam, de la Villa del Undoso, la ciudad no supera su propio carácter frágil. Los grandes edificios, despojados de su aparente firmeza, aquí penden de un hilo: rodeados de andamios, sobre cúspides desafiantes, contrarios a las leyes físicas, pudieran caer en cualquier momento.
En la obra del joven artista egresado de la Escuela Profesional de Arte Samuel Feijóo (EPA), la fragilidad atenaza el destino de las ciudades. Igual que los organismos vivos, las casas, las iglesias e innumerables hitos de la arquitectura universal, superpuestos como si tuvieran un origen común, se encaminan inevitablemente hacia el deterioro.
Y las ciudades no aparecen representadas según una concepción estática. La precariedad y el paso del tiempo —sugerencias bien logradas mediante la técnica del carboncillo— determinan el curso de los edificios, igual que la existencia de las personas. Precisamente, con estas obras Luis Israel no desea contar historias de ciudades, sino metáforas de la vida humana. (más…)