Por Yandrey Lay Fabregat
Este año la Academia Sueca hizo perder millones a los apostadores, al conceder el Premio Nobel de Literatura a Tomas Tranströmer, un casi desconocido poeta sueco de 83 años. La decisión dejó fuera a varios escritores de fama mundial, como el japonés Haruki Murakami, el albanés Ishmaíl Kadaré, y los estadounidenses Philip Roth, Thomas Pynchon, Don DeLillo, Cormac McCarthy y E. L. Doctorow, no solo más conocidos que Tranströmer, sino incluso con aportes relevantes en las temáticas y técnicas literarias.
Hace años, con cierta ironía, decían que los premios se planificaban para que, en un plazo de cinco años, lo recibieran un europeo, un estadounidense, un intelectual políticamente incorrecto, un buen escritor y un literato del «resto del mundo». Sin embargo, tal parece que con esto de la globalización, el internet y la guerra contra el terrorismo, el Nobel ha perdido cualquier interés en conservar el equilibrio universal.
Durante la última década el galardón ha ido a manos de un novelista xenófobo y racista (Sir Vidia Naipaul), tres anticomunistas fervientes (Gao Xingjian, Herta Müller y Mario Vargas Llosa), un judío antifacista y antisoviético (Imre Kértesz), dos buenos escritores (J. M. Coetzee y Harold Pinter) y un opositor tenaz de la cultura musulmana (Orhan Pamuk). Nada, que la Academia, o se hace la sueca, o se ha convertido en una copia al carbón del mundo unipolar.
Gao Xingjian, por ejemplo, ha escrito la mayor parte de su obra después de recibir el Premio Nobel. Vive en Francia y, aunque resultó el primer chino en adjudicárselo y todavía escribe en pequinés, su premio cuenta entre los que ha ganado el Viejo Continente. La imagen que se vende de él es la de un perseguido por la canalla roja que, según ellos, gobierna la República Popular China.
Tomas Tranströmer es el séptimo escritor sueco que gana el Nobel de Literatura, lo que convierte al país nórdico en el quinto con más galardones, solo superado por Francia, Reino Unido, los Estados Unidos y Alemania. Resulta paradójico que casi nadie conozca a Verner von Heidenstam, Erik Axel Karlfeldt, Eyvind Johnson, otros suecos que también ganaron el Nobel, y que a Selma Lagërlof solamente se le recuerde por haber escrito La Saga de Gösta Berling, obra con la cual se hizo famosa la actriz Greta Garbo. (más…)