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Posts Tagged ‘villaclareña’

En abril del año pasado publiqué que mi colega Carolina Vilches Monzón había conseguido el Primer Premio de Fotografía en el Concurso Fotoclip, de pequeño formato, auspiciado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.

Su título sugerente: Turno corrido, muestra la infinidad de tareas que lleva a cabo la mujer en sus múltiples facetas: madre, trabajadora, ama de casa, esposa…

Las fotos, en una secuencia cronológica, las puede ver en: TURNO CORRIDO: exposición de Carolina Vilches Monzón.

La exposición de estas fotos fue en el Centro Pablo, en La Habana, esta semana.

Anelore Barrios la entrevistó:

PARA QUE NO SE OLVIDE EL TURNO CORRIDO

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Por Anelore Barros

El Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau inaugurará el próximo 11 de enero, a las 4 de la tarde, la exposición de fotografía 5×7, resultado de la convocatoria al festival de fotografía del mismo nombre, y en la cual resultó ganadora la villaclareña [Santa Clara] Carolina Vilches Monzón con la serie Turno corrido.

Un original montaje fotográfico que busca plasmar la rutina y desvelos de una mujer en un día cualquiera de su vida, es la propuesta ganadora del concurso. Veinte obras integran la serie, y cada una de ellas busca, en toda su crudeza, la representación de una realidad de la que cualquier mujer cubana se puede sentir parte.

Sobre esta serie y otros temas dialogamos vía electrónica con la artista.

¿Cómo surgió la idea de esta serie de fotografías plasmando un día en la vida de una mujer; qué técnicas fotográficas empleaste para su realización y por qué?

La idea es tan vieja que me cuesta trabajo recordar cómo empezó realmente. Tampoco fue algo así que surgió de golpe, no me levanté un día y dije “voy a fotografiar mi vida”. Desde hace muchos años trato de plasmar en el papel (o la pantalla) diversas ideas, impresiones que se me ocurren, cosas que veo o que quisiera hacer y que por falta de tiempo no puedo. Ese agobio, esa frustración de no poder hacer todo lo que pudiera y ver pasar el tiempo que te toca sin poder zafarte de lo que te amarra es una situación muy común, pienso, en la mujer que comparte un trabajo apasionante con la responsabilidad de casa y familia. En mi caso es una constante, por eso comencé a pensar que si no podía representar otras cosas al menos podía plasmar mi vida, mis sentimientos.

Esta no es la primera incursión en el tema, antes ya había hecho un autorretrato, algo así como un prólogo a este trabajo, con el que recibí mención en el VII Salón de Arte Digital. Yo pensé que iba a hablar con él de mí, de mi vida solamente, pero cuando estuve en el coloquio, conocí a muchas mujeres, incluso europeas, que se me acercaron y comentaron conmigo la manera en que se sentían ellas retratadas en esa obra. Me di cuenta de que con ese autorretrato estaba hablando no solo de mí, sino de la tragedia de la mayoría de las mujeres, y eso me dejó con ganas de seguir hablando de ese tema. Pensé entonces que podía dedicarle fácilmente una instantánea a cada hora de mi vida para decir que las mujeres no tenemos un minuto libre, y pensé que bien podía ser un tema para una exposición.

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Por Ricardo R. González

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Hace un siglo un grupo de valerosas mujeres desafiaron los cánones de la época y comenzaron a pedir reformas; entre ellas, sentirse humanas y con mayor esperanza de vida. No hubo en respuesta ni aplausos ni dinero; en cambio, algunas pagaron con la vida. Hoy, las villaclareñas tributan su homenaje y le dicen al mundo que representan el 67 % de las profesionales y técnicas de la provincia.
Casi la mitad de las plazas en el sector estatal civil son ocupadas por féminas, mientras resultan mayoría en ramas de primer orden como Salud y Educación.
Para Alicia Camila Campos Pérez, secretaria general de la FMC villaclareña, siempre existen retos que no pueden mirarse con ojos de indiferencia. Por ello trabajan, de conjunto con el Ministerio de la Agricultura y la ANAP, a fin de incrementar la presencia de mujeres en la campiña; pero a la vez mejorar las condiciones de trabajo, sin menospreciar la valoración de sus capacidades directivas, así como el seguimiento a las que recibieron tierras avaladas por el Decreto 259, y el vínculo a la agricultura suburbana.
Ya se palpa la revitalización de lo que otrora fue el contingente Las Marianas, mientras la FMC anuncia, para este domingo, una jornada masiva de trabajo voluntario dirigida a programas agrícolas, embellecimiento de centros estudiantiles y laborales o en disímiles tareas que requieren de la contribución de las féminas.
En otro ángulo, hasta la noche del miércoles estaban nominadas 430 mujeres para las próximas elecciones de delegados a los órganos del Poder Popular, pero la cifra puede incrementarse mucho más a tenor de las posibilidades e inteligencia demostradas por el sexo femenino.
En la capital provincial tendrá lugar, el propio día 8, la gala por el Día Internacional de la Mujer en honor de las que, a través de la historia, defienden los estandartes de la igualdad de derechos para ellas y ellos.

Vanguardia

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Portada de Tardos soles que miroAsí se llama el libro del poeta Alpidio Alonso Grau —de Casa Editora Abril, La Habana, 2007—, al cual Noel Castillo dedicó el siguiente artículo en el número 27 de la revista villaclareña Umbral, que dirige Pedro Llanes:

PARADERO DE DALIA: de la tierra al sobresalto

Noel Castillo

Vuelve a enseñarle
el pecho a mi sombra
y no dejes que se agote en lo oscuro.

René Coyra

Hace unos años, cuando yo –por afán lúdrico y actitud irreverente- elaboraba los escalafones de la poesía villaclareña, Alpidio Alonso, ingenuo y cándido, me agradeció sorprendido el que siempre, sin excepción, lo colocara entre los diez primeros escaños de aquel movedizo listado. Si yo tuviera la misma energía de aquellas tardes, si me apresara aún el deseo de epatar o molestar, de arremeter contra los encasillamientos cimentados por el poder literario y el egotismo, volvería a hacer lo mismo. Para demostrarlo y hacer converger esos dos terrenos aparentemente marcados por fronteras (subjetividad valorativa y objetividad estadística, estratificación, pirámide a veces inalcanzable), que en verdad se difuminan en los criterios valorativos de la comunidad interpretativa, mostraría todos y cada uno de los textos que conforman Tardes soles que miro.

Contrariamente a lo que algunos piensen, el alejamiento del autor de los círculos de figuración literaria durante los últimos años, le ha hecho bien a su poética. Incontaminado, sin los estallidos teatrales que exhibieron los líderes de su promoción literaria, sin intentar sentar cátedra, estilo o escuela, Alpidio Alonso demuestra en esta antología su fidelidad a sí mismo, a su estro lírico, a los motivantes de los cuales arranca su deslumbramiento iniciático. De la misma manera que Feijóo al cual alude en muchos de los textos, el autor no puede dejar de evitar el detectar constantemente claves comunicativas en el paisaje, en esos pequeños momentos que hoja a hoja, rama a rama vertebran el árbol de sus soledades.

Yo soy el árbol
que me levanto
desde la tierra
a mi sobresalto
.

(Romancillo)

Leer sus más reconocidos textos, rumiados a lo largo de dos décadas, en forma de libro se me antoja otro viaje a la semilla. De tal modo el poema último, donde un hombre asaeteado por la nostalgia, desciende del tren en el apeadero de un pueblo ya para él fantasmagórico, no sabe a patético final sino a inicio de lo inanimado, entrada en el terreno atemporal del figurar poético, pago a la diferencia del ser sensible. Dicho espíritu recorre el cuaderno, así lo advierto: tres de los versos me otorgan la clave como lector.

Yo era una vez el mar y su balada.
Sí. Y el alba.
Hace tiempo.

(Canción del mar)

Esto es: alta potencialidad del yo, raigalidad sin estridencias, nupcias nada místicas con la naturaleza, en el mejor sabor de los románticos del XIX. Inasibilidad del sujeto lírico, que se torna modoso en sus giros conversacionales, pero a la vez contundencia desde la modestia, juegos de planos temporales, escritura desde la atemporalidad poética.

Hace tiempo conozco al autor, no importa que se trastoque en el mar o la balada, que acepte o no las posturas a que lo someta la consecución de un texto (ardua tarea de estos días), su escritura me convence por encima de modismos o los patrones impuestos por premios y publicaciones. Ora en las formas clásicas, ora en verso blanco, ya en los poemas minimals, ya en los de aliento enfático hermoseados por el tono ético, incluso en los que pretenden descentrar la anécdota para tornarla motivante esencial y trascendente, Alpidio Alonso confirma la valía de sus cuotas líricas.

El viejito que vende
junto a la gran pared
los gallitos de alambre
y plumas de colores puede
-y esto es el colmo de la gloria-
depositar en nuestro corazón
las prendas de su ingenio
y hacernos creer, con todas las de la ley,
que en verdad asistimos
a la ceremonia de los soberanos.

(Instantánea)

Ciertamente, como señala el editor en la nota de contraportada, el autor se debate entre un pasado inmenso y un presente diminuto. Pero recordemos que asistimos a un viaje otro hacia la raíz seminal. El autor transita pues desde la pequeñez de este tiempo, de esta abulia que embota los sentidos, hacia la inmensidad de un pasado que no es solo la tradición poética insular, sino también la amalgama de afectos de la infancia, las figuras imaginadas en el paisaje, la luminosidad que ciega el ojo siempre niño del autor.

Quien oye del pájaro el grito,
huye del árbol rojo.
Del árbol rojo
sube a la nada el pájaro
por una escalera de sangre.

(Libro del viento)

Queda al lector confirmar o no la valía de este viaje a la raíz del árbol, tornarse partícipe de tan sincero acto escritural, asombrarse por su diversidad de tonos y formas, para nada desestabilizadora del todo pretendido. El autor, conciente de la despersonalización a que nos somete el acto creativo, de las muchas pérdidas que provoca en el ser, de cierta forma agradecerá nuestra condición de escrutadores, nuestra mirada alerta.

Debo mis alegrías a ese reto.
Si lo encuentro, rendida mi tarea,
habrá empezado entonces el olvido.

Noel Castillo, (Perea,1968): Licenciado en Letras por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Poeta, narrador y crítico. La Editorial Sed de Belleza publicó en 2006 su poemario Skating.

Alpidio Alonso Grau (Dalia, Venegas, Santi Spíritus, 1963). Ingeniero eléctrico. Poeta, editor y crítico. Es miembro de la UNEAC. Ha publicado los poemarios: La casa es como un árbol (1995), Alucinaciones en el jardín de Ana (1995), El árbol en los ojos (1998) y Ciudades del viento (2000). Poemas suyos se incluyen en diversas antologías de poesía cubana. Ha colaborado en prestigiosas publicaciones de Cuba, España, México y Honduras. Ha dirigido proyectos de promoción cultural como la editorial Sed de Belleza y a revista Dédalo, además de fundar hojas literarias y espacios radiales dedicados a la literatura.

Tomado de Sentado en el Aire

Enlaces a otros posts relacionados con Alpidio Alonso Grau:

https://verbiclara.wordpress.com/post/2008/06/24/alpidio-alonso-grau-poeta

https://verbiclara.wordpress.com/post/2008/06/24/balada-del-arbol-alpidio-alonso-grau

https://verbiclara.wordpress.com/post/2008/08/29/apuntes-asonantados-de-un-diario-alpidio-alonso-grau

https://verbiclara.wordpress.com/post/2009/12/16/amnios-nueva-revista-cubana-de-poesia

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Melaíto es una publicación humorística de una calidad indiscutible, tanta, que considero que es la mejor del país. Ya llegaron a los 41 años, pero Pedro, Linares, Roland, Martirena y la diseñadora Celia mantienen muy joven el espíritu inicial. ¡A todos muchas felicidades en este nuevo aniversario!

Melaíto,

Melaíto, 41 años después de su fundación, continúa fiel a la estética ceñida a la óptica costumbrista e incisiva de esta publicación, que resulta un gozo para los lectores que acuden a las páginas de la publicación humorística de Villa Clara.
No importa que aquel producto artístico y periodístico, surgido entre los villareños el jueves 19 de diciembre de 1968, siga vistiendo el rótulo impuesto por sus padres fundadores y otros que luego se sumaron; tampoco resultó óbice que la carencia de papel o hasta el mal de ojo, como atestiguan algunos, redujeran su llama portentosa.
Desde hace más de una década quedaron diezmadas las tiradas; de ocho páginas pasaron a cuatro, y el olor de tinta fresca en la circulación de la semana se trastrocó en mes.
A lo lejos, divisados por un catalejo, el público —el mejor de los árbitros— descubre dónde reside un miembro de la nómina titular de la publicación villaclareña; de aquí porque desde esta provincia es gestada; pero en definitiva todos sabemos que no cree en fronteras.

Melaíto internet
Melaíto en internet.

Los lectores siguen hurtándolo y lo manosean; quedan embrujados con el ingenio opinativo de los artistas, y de mano en mano en las más insospechables latitudes aparece un encantamiento; sin duda, ante las carencias, surgieron algunos revendedores de la publicación. Sin embargo, bienvenidos sean todos —quienes los adquieren en estanquillos, lo prestan, lo regalan, lo remiten en sobres certificados, incluso aquellos que prefieren la usura—, pues, con ese conjuro, propagan una obra terminada, y que por fortuna y ante todos los avatares jamás tendrá tiempo de apagarse.

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Desde que Samuel Feijóo lanzó a la luz el primer número de la revista Signos, en noviembre de 1969, la cultura villaclareña y la cubana en general ganaron para sí una de las publicaciones más representativas y fieles de la vida, el espíritu, y la esencia del folclor y las tradiciones de nuestro pueblo. 
Aquel primer número presentó en su portada una ilustración de Wifredo Lam, lo que pone de manifiesto la seriedad y valía de la publicación en cuanto a la talla de las figuras que han intervenido en ella.   
Enhorabuena los 40 años de vida de Signos, que, al decir de Ricardo Riverón Rojas (actual director), «se ocupa de recoger las expresiones de lo popular, con un sentido amplio de la cultura. Para ello pone el énfasis en los rescates de procesos, tradiciones, costumbres y personajes propios de las zonas desfavorecidas por los medios y espacios institucionales que promueven la cultura en su sentido más convencional, para de esa forma darles voz y presencia a cultores y estudiosos cuyas búsquedas se centran en las llamadas periferias de lo rural, lo suburbano y las capas populares de las ciudades y pequeños pueblos».
Durante los casi 60 números de Signos, en sus páginas se encuentran firmas como las de Jean Dubuffet, Roberto Altmann, René Portocarrero, Mario Benedetti, Eliseo Diego, Fayad Jamís, Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Roberto Fernández Retamar, y muchos otros notables exponentes de las artes y las letras de Cuba y el mundo.
También, figuras del territorio han dejado su impronta como los pintores Aida Ida Morales, Pedro Osés, Noel Guzmán Boffill, Adalberto Suárez, Ramón Rodríguez Limonte, Alberto Anido Pacheco, Miriam Dorta…, y los escritores René Batista Moreno, Yamil Díaz Gómez, Jesús Díaz Rojas y Rogelio Menéndez Gallo, entre otros.
Feijóo, luego de concluir el número 35 de la revista, en 1985, no pudo continuar al rente de la dirección de Signos por enfermedad y el proyecto se mantuvo sin guía por tres años, hasta que en 1988 el escritor Félix Luis Viera asumió la dirección, con el concurso de Carlos Alé como editor, y publicó seis números.
En 1996, Riverón Rojas se hizo cargo de la publicación hasta nuestros días, junto a Carlos Alé, René Batista Moreno, Yamil Díaz y Edelmis Anoceto, como editores sucesivos.
Para la celebración de las cuatro décadas —con actividades durante los días 26, 27 y 28 de noviembre— saldrá una edición especial (58), preparada con sentido antológico, que incluye algunos de los materiales más interesantes y sugerentes de los 57 números existentes, tanto textuales como gráficos. Entre ellos sobresalen: «Función del mito en la vida», de Bronislaw Malinowsky; «Literatura intestinal», de Samuel Feijóo; «Los tocadores de arpa en Remedios», de Facundo Ramos; «La visita del poeta-dibujante “vanguardista” García Lorca provoca polémicas en Cienfuegos», de Florentino Morales; «La boda en Mongolia», de Ricardo A. Danza Sigas; «Regularidades socio-psicológicas del buen sapingo», de Alexis Castañeda Pérez de Alejo; así como una amplia muestra de la gráfica publicada en la primera y segunda épocas de la revista.

Francisnet Díaz Rondón (periódico Vanguardia. Villa Clara. Cuba)

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He sentido gran satisfacción al ver que mi amiga Mariana Enriqueta Pérez Pérez, poetisa villaclareña, sigue siendo promovida en otros espacios. Ahora la encuentro en Casa Barbieri. Es además, filóloga, traductora de ruso, profesora. Nos conocemos desde hace muchos años —década de los 70—, compañeras de trabajo, amigas de confidencias y fiestas, siamesas por el pie y el pie. Cumple años el 15 de julio, al igual que nuestra ciudad de Santa Clara. Me alegro muchísimo, amiga mía, por tus éxitos. ¡Muy merecidos! ¡Enhorabuena!
Mariana Pérez

LA FRENTE CONTRA EL TIEMPO

Alguien busca la imagen precisa para decir: «a estas horas está lloviendo en Lima» y tú, con la frente pegada al cristal, miras la calle chorreante de luces húmedas; o tal vez a estas horas estás pensando en mí, sin que nadie lo advierta por el abstracto punto del brillo en tu mirada. Alguien sabe que debe cubrir estas verdades con una manta gruesa y refractaria, y sabe que el mundo de los sueños es una página muy blanca donde puede una mancha destruirlos, pero acude en medio de la idea para soñar con una noche acariciada por gotas transparentes, que filtran su tristeza y su ternura a los íntimos rincones del espectro, y dejan, sólo en ti, la minúscula forma de una palabra que no podrá ser dicha. Si hablas, si dices entre líneas hacia dónde se inclina el fiel de tus deseos, perderás el punto de apoyo y caerás al vacío; hay palabras que deben ser guardadas y arropadas por milenios; hay palabras sentenciadas al gesto que pugna por salirse de los ríos subterráneos y deberán absorberse por el pez entre muerte y silencio.
Allí, junto al cristal, hay un ente sagrado que te abraza, te cuida y te resguarda la esperanza, mientras afuera llueve y tiembla la ciudad con sus jazmines apagados. Nadie sabe que existes, que existimos, en el pliegue entornado de los tiempos, que somos dos puntos sollozantes en los extremos finitos de una recta imposible, mientras sigues ahí, la frente en el cristal sombrío de la noche, con todo el Sur sobre la espalda, con todos los ancestros escabulléndose del miedo al desencuentro. Sólo los puentes son eternos, y los canales del absurdo, es por ello que buscas con denuedo la belleza insondable de los puentes negros que extienden sus arcos al encanto, a la magia del juego y de la idea.
Tal vez no llueva en Lima o quizás amanezca, pero tu frente se detiene en los espejos y buscas un recuerdo desvariante, adormecido por los signos y las dudas. Tal vez no llueva en Lima y la calle se agrande como el fuego; ahí estarán, no obstante, los golpes de la vida, los pájaros salvajes que no podrán morir con aguacero en la dura existencia de los hombres. Afuera ya no escampa, la palabra «jamás» se ha vuelto consejera y se agudiza en los sentidos mientras quedan lloviznas por caer en partos y proclamas, porque los viejos no recuerdan el día en que nacieron y te niegan la historia, los espacios del viento en los tejados. Y tú sigues ahí, con la mirada en calma, buscando un charco donde asirte, donde volverte luz. La palabra que ocultas, ha volado a las nubes y despierta en la Rosa de los Vientos con su marca incontrolable del Norte, sólo ella dejará de ser crucificada.
Tal vez no llore Lima en los portales o tu noche, pero estarás, la frente contra el tiempo, buscando tus espacios y tus puentes.Johnny Barbieri (Perú), Jorge Palma (Uruguay), Mariana Pérez (Cuba) y Cristóbal Garces (Ecuador), en una lectura en la UNEAC - La Habana.

Johnny Barbieri (Perú), Jorge Palma (Uruguay),
Mariana Pérez (Cuba) y Cristóbal Garces (Ecuador),
en una lectura en la UNEAC, La Habana.

Fuente: Casa Barbieri
 

Otros enlaces relacionados con Mariana:

Mi siamesa por el pie y el pie: Mariana Enriqueta
 

Cumpleaños de la ciudad de Santa Clara y una pilonga
 

Mariana Pérez Pérez ganó el premio Poesía de Amor Varadero 2009

Con poco basta [poema]. Mariana Pérez Pérez

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El libro de MaatSalmà Yazib (Andalucía, 710-731)

Amado primo:
los pájaros me llaman.
Nunca dije no
cuando me invitaste a tenderme.
Ni cuando despuntó la aurora.
Entonces dijiste:
pasta en mí
corza y gacela.
Clavaste mis encías.
Me llenaste de ti.
Y mi collar corrió como un río.
Pero los pájaros me llaman.
¿Serás mi refugio y asilo?
Échame tu cuerpo dorado encima.
Fíjame en el corazón profundo.
Traspásame.
Haz que permanezca
y renazca.
Devuélveme la vida deliciosa
que no volaré
sino cuando haya fallecido.

(Poema de Las Otras. Antología Mínima del Silencio, publicado en Torremozas, Madrid, 2004)

)

Aimée G. Bolaños, poetisa villaclareña, Cuba. Fue profesora y editora en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Santa Clara. Residente en Brasil desde 1997.

Tomado de Palabra Visual, de María José Mures

Otros poemas de Aimée G. Bolaños en VerbiClara:

Señora de la sétima puerta

Me hago de retazos

Declaración de amor al país natal

Sin nombre

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