CHILE: Desde el momento en que me enteré de que Celia se nos ha ido físicamente, no he podido dejar de llorar. Muchos piensan y dicen que:
“A una revolucionaria como Celia no se llora, sino que se le recuerda y se sigue su ejemplo”.
Hay quienes sienten que :
”Yo al igual que tú, después de la trágica noticia anduve con ganas de llorar, llanto que nunca me salió, quizás por esa mala costumbre que he adquirido desde hace años: olvidarme de llorar. Me prometí a mi mismo nunca más llorar por ello, porque han sido tantas las muertes de nuestros queridos/as compañeros/as que no podemos pasar toda una vida llorando por ellos, lo que no supone por cierto olvidarlos y no llevarlos en nuestros recuerdos” .