
Por Eddy Rafael Pérez
Domingo 22 de marzo de 1987. SANTA CLARA.
Dormí hasta muy tarde. No hay agua para nada en este Hotel Modelo. Bajé dos pisos, hasta la cocina para conseguirla. Subí y me lavé la cara y los dientes. Bajé para almorzar. Hice una larga cola, más no me fue posible. Regresé a mi habitación a esperar a Freddy, quien vendrá a buscarme luego de que termine una jornada de trabajo voluntario recogiendo papas. A las 3:00 p.m. vino. Salimos a comer en un restaurant llamado 1835. Comenzó a llover. Esperamos que terminara la lluvia. Nos fuimos del lugar hasta su casa a buscar un abrigo para ella y una capa (impermeable) para mí. Allí estaba su padre y su madre. Tomamos un delicioso té. Regresamos al Hotel Santa Clara Libre desde donde saldremos para ————–, allí se presentará un viejo sonero gloria y admiración del pueblo: «El Guayabero», le dicen. Aquí en el Hotel Freddy me lo presenta, Hablamos un poco y él me invita a su recital esta noche. Le digo que iré y nos despedimos inmediatamente. Esperamos en el Lobby del Hotel y afuera sigue lloviendo. A las 7:20 p.m. tomamos la guagua, junto con los músicos del Conjunto del Guayabero. En una hora, llegamos a Camajuaní. Montan los aparatos de sonido. Poco a poco se va llenando el espacio que constituye el Círculo Social de los Trabajadores de este pueblo. Llueve. La gente colma el espacio y aplaude frenéticamente las interpretaciones de este Grupo Tradicional del son. Son letras de doble sentido, Al final del espectáculo El Guayabero me ha pedido que me levante y pide un aplauso para mí. Es un caballero este hombre larguísimo,con sombrero de pajilla y un montón de sellos metálicos en la solapa del paltó. Sus canciones son muy conocidas por el pueblo, en cuyo seno, se desenvuelve como un ídolo. Regresamos a Santa Clara bajo la lluvia. Cuando llegamos al Hotel Santa Clara Libre, ya son las 12:30 de la media noche. Lunes 23 de marzo de 1987. Santa Clara.
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