
En vista de que muchos le atribuyen a José Martí la frase: «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz» (o «Todas las glorias del mundo caben en un grano de maíz» o «Toda la gloria del mundo cabe en un solo grano de maíz»), publico este artículo tan esclarecedor de Luis Toledo Sande.
Fidel Castro, el asedio de la gloria
Luis Toledo Sande
Decir que alguien es asediado por la gloria no constituye exactamente un elogio, sino más bien el reconocimiento de que esa persona tiene un peso enorme sobre sus hombros. Si la carga es la misión de encaminar los destinos de un pueblo, implica una responsabilidad de signo mayor. Eso, de la segunda mitad del siglo XX para acá, a pocos seres humanos cabría aplicarlo con tanta propiedad como a Fidel Castro, quien desde sus años juveniles en la Universidad de La Habana emprendió cada vez más resueltamente un camino sin retorno en su voluntad de transformar a Cuba.
Para apreciar esa trayectoria bastaría mencionar fechas y acontecimientos como los del 26 de julio de 1953, la travesía y el desembarco del yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra y las décadas de actividad como líder de la Revolución que revirtió una larga historia de frustraciones sufridas por quienes se habían esforzado heroicamente para alcanzar la independencia y abrirle el camino a la justicia social en suelo cubano. Tener una idea de lo que esa Revolución ha representado no exige, ni sería sensato hacerlo, suponerla perfecta: es suficiente contrastar, por un lado, su tenaz permanencia y el apoyo solidario que ha encontrado en los pueblos del mundo y, por otro, la sañuda, cruenta hostilidad que ha mantenido y mantiene contra ella la más poderosa y voraz nación imperialista, ante la cual tantos lacayos, poderosos incluso, doblan la cerviz como cómplices en sus crímenes. En esa hostilidad figuran numerosos intentos de asesinar al indomeñable guía revolucionario. (más…)
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