
Generalmente, los niños comienzan a hablar con un año. Que no lo hagan puede significar alguna complicación en el habla o en el lenguaje, por eso es necesario tener en cuenta ciertos indicios y consultar con el especialista adecuado. El diagnóstico y tratamiento precoz son indispensables.
“Mi hijo no habla, pero es muy habilidoso con la motricidad”; “Mi hijo tiene dos años y solamente me señala los objetos, ¿tengo que preocuparme?”, “Mi hijo no habla tanto como el tuyo”; “Mi hijo no habla, pero entiende todo”. Estas son algunas de las frases que se escuchan con frecuencia, sobre todo en la primera infancia, respecto a un tema que preocupa verdaderamente a los padres.