Cuando lo supe, sentí una inmensa alegría, ¡tenía un hermano y no lo sabía! Pero ese regocijo duró poco, porque no sé cómo encontrarlo, si vive aún.
Me contó mi tío Roberto Ballester García —el único que me queda vivo— que cuando mi papá —Alberto Alejandro Ballester García— era muy joven era novio de una muchacha en Sagua la Grande. Mi papá y su familia se mudaron para Cienfuegos. De ese amor nació un niño, pero ella jamás se lo comunicó. De haberlo sabido le hubiera dado su apellido y lo hubiera atendido.
Mi tío no me supo dar detalles de cómo se enteró mi papá, porque ya no vivía en Cuba desde mediados de la década de los 50.
Como no tiene nuestro apellido, ni mis hermanas —Alba, Virginia y Cary— ni yo tenemos manera de encontrarlo. Tampoco sabemos si él conoce quién fue su padre. Debe tener 70 años, o más.
Sería maravilloso, un milagro, que pudiera saber de él. He hallado a tantas personas, a través de mi blog y por facebook, de las que estaba incomunicada, que nunca perderé la esperanza de encontrar a mi hermano desconocido. ¿Quién sabe?
Mueve los caracoles por Sagua,que tu puedes,pero primero tienes que averiguar el nombre de la madre y por donde vivian.
Nadie lo sabe, y cuando me enteré ya papi había fallecido.
dios esta mirando el empeño que ustedes tienen por recuperar a su hermano y solo él les ayudará, ya lo veran …….mucha suerte y esperanza
Gracias, Isabel.