A Gabriel García Márquez
Junto a mi cabecera
una mujer marchita,
celosa de la muerte,
está velando día y noche,
atenta a mis orines y mis heces fecales,
sustituyendo con los ojos suyos
los míos obsoletos,
dándome el alimento como a un niño,
bañándome, vistiéndome,
besándome, acariciándome las manos.
En un ambiente así
—no luna, no balcón, no prímola—,
si Romeo y Julieta no hubieran decidido suicidarse
y hubiesen arribado a la vejez
ella, caído el seno y desdentada,
poniéndole un enema a su galán montesco;
él, enferma la próstata
y consumido el falo,
¿e mantendría la promesa del amor eterno?
No sé:
pero el amor en las postrimerías
es más prueba de amor que el suicidarse
una joven pareja enamorada,
pues los muertos no ven su pudrición.
Nosotros, sin embargo, pudriéndonos en vida,
palpando nuestras ruinas como los jaramagos,
continuamos amándonos,
cambiamos la pasión por la ternura
y reafirmamos que es posible
la eternidad en el amor.
Tomado de su: Con tus ojos míos, Ediciones Unión, La Habana, 1994.
* Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí), poeta y periodista cubano, nació en Guanabacoa el 30 de septiembre de 1922 y falleció el 30 de diciembre de 2005 en La Habana. Este poema lo escribió cuando estaba ciego.
Más poemas sobre Jesús Orta Ruiz y su obra:
https://verbiclara.wordpress.com/?s=%22Indio+Nabor%C3%AD%22
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