DESDE EL BULLPEN
Forget what it is you’re coming out of,
always into something like a landscape
where no one has ever walked
John Ashbery
todavía queda algo de nostalgia en los cristales,
ayer era otro día, la perfección de lo que ha quedado en la pátina,
en el sometimiento de esta mediocridad extrema que nos separa,
como si fuera una operación despegar la pierna del cuerpo,
despegar la sonoridad del animal en potencia
porque resulta demasiado difícil verlo libre,
galopar por esa soberanía que esconde. todavía no sé si hablar de eso,
todos hablan de eso, de un algo, todos quedan con un algo,
y parece que nadie descubre lo que pasa. esta sobredosis
pudiera ser fatal si no escondo las palabras, si digo
que vendrá otra temporada donde pudiera yo desde el bullpen
reconocer cuánto queda de mí, ahora que intentan despegar
el ayer del cuerpo, mis vísceras darán cuenta del poema.
ÉNFANT TERRIBLE
minúsculo regreso al aposente, al énfant terrible,
y no puedo dibujar los soles del ayer. diferente resulta todo.
picar el corazón en dos y que te ofrezcan que te comas
una mitad. quedar mudo en el mástil, indiferente diría.
difícil es esta premonición , el escamoteo del circo:
VENGAN A LA FUNCIÓN ÚLTIMA. VENGAN TODOS. VENGAN
A LA FUNCIÓN ÚLTIMA. VENGAN TODOS. VENGAN A LA FUNCIÓN
ÚLTIMA. VENGAN TODOS.
y quedarse en la gradería, espeluznante ante el acróbata
que dirá adiós al circo. ver que tu nombre se ha perdido
de los espacios públicos. ver que tu nombre se ha perdido
de lo que pudiera ser el festín. ver que tu nombre se ha perdido
con lesa humanidad. ver que tu nombre se ha perdido
para justificar al payaso que tachó tu nombre,
que dice traicionar un ideal.
minúsculo regreso a la casa del creyente,
en la tierra de los remedios, en la arena misma que había visto
decapitar al escribidor de versos.
un acto de trascendencia pudiera resultarnos la medida perfecta. cortar
la respiración y no saber nada.
minúsculo regreso al aposento.
vengan todos.
AL ESTILO DE UN POETA DE LA GENERACIÓN CERO
Salgo con el farol y escucho atento a los que silban.
Me parece bucólico descubrir al papirriqui que se esconde
Para burlar los días donde hay que jugarse el todo.
El vendedor de hortalizas me insiste en un poema
Que pertenece a un escritor de la generación cero.
Acto este que me hace subir hasta la casa.
Mientras la negra de la esquina tira de su sexo,
Y dice que es suficiente la noche.
Nada hay del país cuando me masturbo,
Y pienso que afuera otros siguen pensando
En las hortalizas. A ese precio bien pudiera
Conseguir una buena ganga. La especulación
Es verle las tetas a la negra, la justificación
Es el poema escrito como atributo nacional,
La poesía es consumo, droga de estos mundos
Donde soy el macho, el que tira de la lanza
Y dice: aquí hay para todos. Aquí hay para todos.
Aquí hay para todos. Aquí hay para todos.
Aquí hay para todos. Aquí
Hay para todos. Aquí hay
Para todos. Salgo con el farol, y nadie sabe que la oscuridad
No tiene precio, el país tira de lo que va quedando,
Así el vendedor de hortalizas me dice: Brother,
Son 20 pesos como mínimo. No hay marcha atrás.
El país no tiene marcha atrás. Burlar por ejemplo
Lo que dice el vendedor de hortalizas,
No escuchar el poema del escritor de la generación cero,
El trauma es confundir al creyendo, mientras mi padre
Dice que no hay cabida para esos escupitajos,
Me aprieto el cinturón y salgo como un macho,
Como un cabrito para que nadie confunda un poema
Escrito por un poeta de la generación cero.
Aquí hay para todos. Aquí hay para
Todos. Frente a la noche donde ya no
Hay hortalizas ni vendedores. Lo mejor es darse un tiro.
AL FINAL DA IGUAL, BROTHER
Tres calabazas y una media naranja,
Una media naranja y tres calabazas.
No digo tres calabazas y una naranja y media
Una naranja y media calabaza. Calabaza
Y media con una media naranja.
Al final, da igual, brother.
Tú no serás el único diferente.
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga. A mí que nadie me diga.
—Oiga, compañero, me puede decir dónde está el instituto del libro…
a veces es mejor..por un tiempo..no estar en los espacios publicos….si la poesia se escribe con sangre,,perdurara…saludos atenienses jaime svart…y
Gracias por tu comentario, amigo Jaime. Saludos santacñareños