El siglo XIX alcanzó a la colonia cubana en un período de cierta bonanza económica, la producción azucarera se había levantado vertiginosamente, y en 1830 el 40 % del azúcar mundial salía de Cuba; además, las exportaciones de café colocaron a la Isla como segundo exportador mundial.
Esta situación permite y obliga a la introducción de algunos adelantos técnicos, sobre todo en las comunicaciones. Las condiciones de la colonia propician la inversión de capitales en esta rama, y grandes potencias capitalistas, como Inglaterra y EE.UU, se disputan la primacía para sus empresas. Sucede así la paradoja histórica de que ya en 1837 se inaugura en Cuba el ferrocarril, cuando en la Metrópoli todavía no se había instalado las primeras líneas férreas.
En la década del 40 se van a ir inaugurando varias vías que unen las principales zonas azucareras con los puertos de embarque. En 1843 la línea de Güines llega hasta Batabanó, y se bifurca en dirección a San Antonio y Guanajay.
De Cárdenas, Jaruco y Matanzas salen otras vías férreas hacia las zonas azucareras más importantes. En 1848 Unión de Reyes sale hasta los caminos de las provincias de La Habana y Matanzas. Puerto Príncipe quedó unido a Nuevitas por ferrocarril en 1851. Ya en 1844 se había instalado la primera vía del hierro en Oriente, que corría desde El Cobre hasta Punta del Sol, en la Bahía de Santiago de Cuba.
A mediados de estos años cuarenta, la producción azucarera había alcanzado cierto desarrollo en la región central de Cuba, existían varios núcleos azucareros, desiguales y dispersos, como, Trinidad, Remedios, Villa Clara y Cienfuegos, este último en proceso expansivo.
Desde 1841, los vecinos de Cienfuegos planeaban la construcción de un ferrocarril que comunicase su puerto con Villaclara, motivados por las ventajas económicas que traería esta vía. Entre ambos se extendía un territorio de fértiles tierras negras cuyas enormes posibilidades para el cultivo cañero estaban aún poco aprovechadas.
Los productores podrían entonces contar con un magnífico puerto para la exportación de sus mercancías. Además, este nuevo ferrocarril establecería comunicación con toda una serie de pequeñas poblaciones intermedias.
El grupo animador de esta idea en Cienfuegos obtuvo en 1842 la autorización del gobierno insular para realizar una suscripción abierta, con el objetivo de recaudar fondos para la construcción del ferrocarril. Esta iniciativa se paralizó varios años, hasta que en 1847 se reactivaron las gestiones en La Habana a través de la Junta de Fomento y ante el gobierno colonial, que por fin aprobó un presupuesto de $ 907 000 para la construcción de dicha vía férrea.
El ferrocarril comienza a construirse en 1847, coincidentemente con el inicio de un período de estancamiento de la industria azucarera, bajos precios del azúcar y disminución de las exportaciones de café.
El 21 de octubre de 1851 concluye el primer tramo de esta vía, entre Cienfuegos y Palmira, y se inicia su explotación. Dos años después, en noviembre del 53, el ferrocarril llegó a la zona de Cruces para atender a las necesidades de los ingenios de esa región.
No obstante la urgencia de conclusión de la vía hasta Santa Clara, no es hasta el 26 de abril de 1856 cuando puede el ferrocarril entrar en nuestro término, y se establece el paradero de Ranchuelo a 15 millas de la población.
Es importante destacar que seis meses antes de inaugurarse el primer tramo del ferrocarril cienfueguero, en la costa norte de la región central se abrió un servicio de vía férrea de nueve kilómetros, entre la villa de Remedios y el embarcadero de Caibarién.
La primera estación ferroviaria que tuvo Santa Clara fue construida en 1860, era completamente de madera y fue destruida por un incendio algunos años después. Luego se levantó otra, en el mismo lugar, de mayores dimensiones y con los rasgos típicos de la arquitectura colonial.
Con motivo del regreso a su ciudad, años más tarde, de la insigne patriota Marta Abreu de Estévez, se inauguró un local para viajeros unido a la antigua estación.
El 5 de mayo de 1925 la Comisión de Ferrocarriles aprobó un presupuesto para la construcción de un nuevo edificio, debido al mal estado de la estación vieja. Los trabajos de edificación concluyeron en el propio año 25, y se levantaron sobre las mismas bases de los anteriores edificios ferroviarios, donde todavía se encuentra en activo.
Lic. Alexis Castañeda Pérez de Alejo
MSc. José Antonio LLovet Guevara
De La Alborada
Fotos cortesía de Wilder Llanes Méndez:
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geniales las fotos…gracias
Estimado Llovet, me alegra que le gustara. Ha sido un placer. Saludos