Cinco siglos después de que Don Diego Velázquez de Cuéllar dejara fundada la villa que nombró “de Sancti Spíritus”, es imposible asegurar categóricamente tantas certezas: que ocurrió un 4 de junio, que el sitio conocido hoy como Pueblo Viejo fue el asentamiento original y que fray Bartolomé de Las Casas ofició en esta región la misa que lo consagraría como el defensor de los indios.
“Ni falta que hace tener la seguridad”, parecen desafiar a coro los espirituanos de a pie, quienes no precisan de estudio científico alguno que les pruebe la fecha exacta de la Pascua de Pentecostés de 1514; mucho menos de un acta capitular con la firma, en trazos crípticos, del Adelantado. Para celebrar —con una euforia inusitada en estos lares— el medio milenio de la cuarta villa de Cuba les basta con las certidumbres escurridizas de la tradición oral.
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