Ismael me envió este artículo suyo que publicó en su blog, y como fiel defensora de la lengua española, quiero que mis lectores lo conozcan. Es gratificante saber que nuestro idioma cada vez más ocupa un lugar superior.
ESTE IDIOMA QUE NO MUERE
Por Ismael Valdivia
Con los niños hijos de hispanos que han emigrado a los Estados Unidos uno pierde la noción de cual es el tiempo correcto para empezar a hablar. Las famosas escalas para evaluar el desarrollo lingüístico en la edad pediátrica no funcionan, cuando se aprecian niños de dos y medio años que aún no pronuncian bien más allá de 10 palabras, pero que el resto de su desarrollo psicomotor es adecuado.
Cuando llegué a vivir aquí, no puede menos que establecer comparaciones. Pero observando bien cómo estos niños se encarrilan, pude apreciar que esto es otra consecuencia más del bravo impacto que ha dejado en los Estados Unidos, la migración masiva de personas que hablan el español.
Es una realidad que cualquiera puede palpar. Ya no hay que esperar al futuro donde las premoniciones estadísticas anunciaban una preponderancia de los latinos en este país. Si bien todavía se asegura que para el 2050, uno de cada cinco norteamericanos será hispano, hoy por hoy florecen sus negocios y mercados por todo el país y cada vez se va haciendo más frecuente escuchar nuestro idioma en cualquier sitio que uno asista.
Hay centros laborales que prohíben a sus trabajadores hablar otro idioma que no sea el inglés. Me parece lastimoso que recurran a eso. Que no se perfile el momento histórico con los tonos adecuados, y el temor aflore perjudicando, empañando la misma historia de una nación como esta. La realidad asombrosa es que cada día más la gente quiere ser bilingüe. Y es de la comidilla popular, que serlo es casi un título universitario.
¿Por qué? Porque los mismos empresarios necesitan en su atención al público, personas que hablen el español. Que ya saben que no pueden obviar la realidad que este idioma los circunda de forma creciente.
Y a mí me resulta interesante ver cómo los niños se trabucan en sus inicios para ajustar los vocablos correctamente en su lengua. Y los más aventajados, los incorporan en ambos idiomas al mismo tiempo. Hay padres que intentan que predomine el inglés aun a costa de que en el futuro no se comunique con otros familiares, pero de forma general, el inglés, va dejando de ser un hito. Hablar inglés ya no es la única forma de sobrevivir en los Estados Unidos.
Cada día me encuentro con descendientes de personas hispanas emigrantes, que hablan bien el español. Que no lo esconden, que se enorgullecen del logro. Y va siendo respetado que los hispanos conservemos nuestro idioma y costumbres. Que nos incorporemos como lo que somos, sin aplatanarnos. No es un avance fortuito, es el resultado de múltiples y consecutivas olas migratorias que no permiten que aquí, la cultura hispana muera. Una sola oleada se hubiera, de seguro, asentado, incorporado y olvidado, de sus raíces. Pero esto no pasa cuando constantemente va llegando una fuerza que la revitaliza.
De ahí que los niños nuestros se empinen con un poco de atraso en su comenzar a hablar. Como si, con su inteligencia natural, otearan el aire para decidirse, optar por lo más adecuado. Hay estadísticas que reflejan que en la población latina emigrante, sólo un 11 % de menores de 10 años predomina el inglés y que más de un 70 % es bilingüe. Un porcentaje enorme que se incorpora, jóvenes que van poniendo su lugar en esta tierra como hijos y nietos de personas que sólo han hablado este idioma que no muere.
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