Ya el mundo conoce que el Premio Nobel de Literatura 2010, concedido por la Academia Sueca, es para el escritor peruano Mario Vargas Llosa.
En el artículo de Prensa Latina que señalo al final aparecen estos párrafos que demuestran el porqué de ese premio:
Sin embargo, la argumentación de la Academia parece obviar su indiscutible rango literario al fundamentar su fallo con un párrafo que apunta más bien a consideraciones extraliterarias.
El lauro se le concede, expresa la cita textual, «por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual».
[…]
Para algunos, la concesión del lauro a Vargas Llosa tiene que ver con el hecho de conmemorarse este año el bicentenario de las luchas independentistas de los países de América Latina por su emancipación de España.
Carlos Vidales, escritor, periodista, profesor e historiador colombiano residente en Suecia, escribió en 1996 este artículo que publicó en La Rana Dorada y que me remite hoy:
EL IDIOTA IMPERFECTO
«El que esté libre de idioteces, que tire el primer chorro de babas», dijo Nuestro Señor.
Bueno, sus palabras no fueron ésas exactamente, pero para el caso da lo mismo. Porque lo que voy a comentar es el más delicioso chorro de babas que he saboreado en mucho tiempo. Ahí va.
Con el título agresivo de «El perfecto idiota latinoamericano», entrega Mario Vargas Llosa un interesante artículo en el diario El País (domingo 11-02-1996). Se trata de un comentario y una promoción publicitaria del libro «Manual del perfecto idiota latinoamericano», recién publicado por el hijo de Vargas Llosa en sociedad con el cubano Carlos Montaner y el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza.
Como todavía no he leído el libro, no puedo decir nada sobre él (Vea nota al final). Por eso me limito a comentar el comentario de Mario Vargas Llosa. El ilustre escritor presenta el libro en cuestión indicando que el perfecto idiota latinoamericano cree que somos pobres porque ellos son ricos y viceversa, que la historia es una exitosa conspiración de malos contra buenos en los que aquéllos siempre ganan y nosotros siempre perdemos…
O sea (pienso yo), el perfecto idiota latinoamericano no existe. Es solamente la caricatura grotesca de un izquierdista idiota, que nada tiene que ver con el izquierdista inteligente, de la misma manera que los neoliberales idiotas tienen poco que ver con los neoliberales inteligentes. Pero Vargas Llosa continúa, implacable, con su diagnóstico: el perfecto idiota latinoamericano… no tiene empacho en navegar en el cyberespacio, sentirse on line y abominar del consumismo…
¿O sea (pienso yo, sobresaltado), todos los izquierdistas latinoamericanos que usamos los medios modernos de comunicación somos idiotas perfectos? ¿Dónde está el límite? ¿Podemos usar los teléfonos pero no la Internet? ¿Tal vez el telégrafo pero no el teléfono? ¿Quizás el correo pero no el telégrafo? ¿Los chasquis incaicos pero no el correo a caballo? ¿El lenguaje hablado pero no el escrito? En suma ¿dónde comienza la comunicación entre seres humanos a clasificarse como «consumismo»?